supernova
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Astrónomos de todo el mundo han empezado a estudiar más de cerca la constelación de la Corona Boreal, puesto que la estrella nova T Coronae Borealis (también conocida como T Cor Bor o T CrB) podría aumentar su brillo en cualquier momento entre ahora y el mes de septiembre.

Los científicos han descrito este evento como “único en la vida”, ya que T Coronae Borealis, catalogada como una nova recurrente, se vuelve visible cada 80 años, y se espera que llegue a ser tan brillante como la estrella polar (en el hemisferio norte) o Saiph (perteneciente a la constelación de Orión, en el hemisferio sur).

Ubicada a unos 3.000 años luz de distancia, T Coronae Borealis es un sistema binario compuesto por una estrella enana y una gigante roja. La enana comienza a absorber hidrógeno de la gigante roja, acumulando calor y presión en su interior, que eventualmente desemboca en una explosión termonuclear de gran magnitud, visible desde diversos rincones del universo.

Laura Driessen, profesora de la Universidad de Sídney, explica que los dos cuerpos celestes se encuentran lo suficientemente cerca como para compartir materia estelar.

“Es un sistema binario que ocasionalmente tiene un estallido, por lo que podemos considerarlo como una nova”, asegura Driessen.

“Cuando la gente piensa en una nova, tiende a creer que es lo mismo que una supernova, que la explosión de una estrella al final de su vida; no hay vuelta atrás de eso. Sin embargo, una nova registra una explosión superficial más pequeña generada por la acumulación de material”, agrega.

La experta también afirma que este tipo de estrellas registra una magnitud aparente variable, volviéndose más brillante y más débil a lo largo del tiempo. No obstante, aproximadamente 10 años antes de que ocurra una explosión, comienzan a aumentar su brillo, el cual se desvanece nuevamente pocos meses antes del estallido.

Cabe destacar que una de las causa del gran entusiasmo de la comunidad astrofísica por este suceso es que será la primera vez que T Coronae Borealis será estudiada con instrumentos modernos como el Telescopio Espacial Fermi de Rayos Gamma, el Telescopio Espacial James Webb o el Observatorio Radioastronómico Very Large Array ubicado en Nuevo México.

“Por eso estamos tan emocionados. Será la primera vez que obtendremos información con los medios a los que podemos acceder ahora; tenemos todos estos telescopios que no teníamos hace 80 años”, aclara Driessen.

El primer avistamiento registrado de T Coronae Borealis data de 1217, cuando el abad de la ciudad de Ursberg, en Alemania, dijo haber visto “una estrella débil que durante un tiempo brilló con gran luz”; mientras que la última vez que apareció fue en 1946.